Dritte Tag.

El día empieza pronto. Mucho más de lo que me hubiese gustado.
A las seis de la mañana me despierto a las seis, tengo que levantar primero a Leonidas, teoricamente a las seis y media, pero a las seis empezó Laura a llorar y tuve que subir a darle un biberón (del que no tomó NADA).
Cuando bajé, Leoni estaba abajo viendo la tele, a las seis y media lo subí para que se fuese a cambiar y a las siete vino el autobús a buscarlo para ir al colegio.
Se fue y yo me fui a vestir y todo el rollo para después ir a clase, la cuál es en el centro de Munich,
Salimos de casa sobre las ocho menos veinte. Estaba nevando ligeramente.
Dejamos a Laura en el Kindergarten, aparcamos el coche en la estación de tren y nos dispusimos a coger dicho transporte para ir al centro.
Compré el abono de una semana, 30'50€, que sablazo, pf.
Al cabo de unos treinta minutos estábamos en Munich. Salimos de la estación de metro y, las clases están como a unos cien metros de la misma, lo cual está bastante bien.
Cuando llegué a clase (tarde, y no por mi culpa), quince pares de ojos me miraron, unos sorprendidos, otros con cara de asco, alguna sonrisa... En fin, de todo un poco.
Me senté enfrente de un español (MENOS MAL) el cuál me salvó más de un par de veces cuando el profesor me preguntó algo.
La clase la da toda en alemán. No me entero de nada. Absolutamente de nada. Lo cuál si es un infierno. Todo el mundo entiende más o menos alemán menos yo. Es realmente humillante y frustrante. Pero espero que pase esto al menos solo la primera semana, como mucho, las dos primeras.
Al acabar la clase, Sandra y Jess me estaban esperando fuera. Les conté la bazofia de día que había tenido y me dijeron que no me preocupase, que solo pasaría como muchísimo durante los primeros días.
Pasamos por la Marienplatz, que es donde está el antiguo ayuntamiento de Munich, un edificio un tanto peculiar pero precioso. Es gótico, y en cada una de los grandes ventanales, tiene una escultura de algún personaje importante supongo para la ciudad.
Llegamos sobre las tres a casa, después de recoger a Marina, Leonidas y Laura de sus respectivos Kindergarten.
Estaba muerta de hambre, pues tampoco había desayunado nada...
Jess hizo pasta con salsa de queso para comer, la cual me supo a gloria, no sé si por el hambre que tenía o por qué. El caso es que estaba deliciosa.
Al acabar de comer, me propuse hacer los deberes, pero como que la frustración era bastante grande y las ganas de hacerlos estaban bajo cero, igual que la temperatura exterior.
Al poco rato, Sandra fue con Laura a casa de su hermana, así que me quedé toooooda la tarde con Leoni y Marina.
Estuvieron viendo la tele, así que no me dieron mucha guerra, que para lo cansada que estaba lo agradecí.
Son las ocho y pico de la tarde y creo que mi día acaba aquí. Estoy extremadamente cansada y mañana supongo que me tendré que levantar también temprano...
Así que danke schön por la lectura y espero que os haya gustado mi día de hoy, al menos un poquito. Y 
si no me sirve con que me envidiéis porque aquí nieva todos los días.
Gute Nacht, Sara.